En nuestro día a día nos podemos encontrar con que algunas personas parecen avanzar con confianza y alcanzar sus metas, mientras que otras, con talentos excepcionales, se sienten estancadas e insatisfechas. Normalmente lo que diferencia a unas de otras suele ser la autoestima. Tener una valoración sana de uno mismo no solo nos otorga seguridad, sino que también amplía nuestras posibilidades, nos ayuda a tomar decisiones con mayor claridad y nos impulsa a desarrollar todo nuestro potencial. En este artículo vamos a ver cómo podemos mejorar la autoestima.
Índice
1. Qué es la autoestima
La autoestima, en su esencia, es la percepción interna que tenemos de nuestro valor. Es una construcción emocional compleja que abarca tanto la evaluación consciente como inconsciente de nuestra propia valía. Sin embargo, ¿realmente sabemos qué significa? Hoy en día, parece que esta palabra ha sido utilizada en tantos contextos que su verdadera profundidad se ha diluido. ¿Es autoestima simplemente sentirse bien con uno mismo? No es tan sencillo. La autoestima está compuesta por diferentes capas que se entrelazan y, en última instancia, determinan cómo nos enfrentamos al mundo.
Según los psicólogos, la autoestima tiene tres componentes clave:
- Autoimagen: Cómo nos vemos a nosotros mismos, tanto física como psicológicamente.
- Autoeficacia: La creencia en nuestra capacidad para resolver problemas y alcanzar objetivos.
- Autovaloración: El sentido de que merecemos amor, respeto y éxito.
Como dijo Carl Rogers, uno de los padres de la psicología humanista: “La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar”. Esta frase invita a una reflexión profunda sobre el poder de la aceptación personal como base de cualquier mejora. La autoestima no es una máscara de perfección, sino una construcción dinámica que evoluciona con la autocomprensión.
Un aspecto clave de la autoestima es cómo se relaciona con nuestro estilo de apego. La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, sugiere que las relaciones tempranas con nuestros cuidadores influyen profundamente en nuestra capacidad para desarrollar una autoestima saludable. Los niños que crecen en ambientes donde reciben atención emocional consistente y apoyo suelen desarrollar un apego seguro, lo que fortalece su autovaloración. Por otro lado, aquellos que experimentan un apego inseguro pueden tener dificultades para confiar en su propio valor y en los demás.
2. Qué factores influyen en la autoestima
La autoestima no surge de la nada. Es el resultado de una intrincada red de factores que, a lo largo de nuestra vida, moldean la manera en que nos percibimos. Entre estos factores destacan nuestras primeras experiencias en la infancia, las relaciones familiares, la educación, y las interacciones sociales. Además, hay un aspecto cultural que no podemos ignorar: las expectativas y normas sociales también desempeñan un papel crucial en la formación de nuestra autoestima.
Pero estos factores no solo se limitan al ámbito externo. Nuestros pensamientos y creencias internas ejercen una influencia poderosa en la forma en que nos vemos. Según Albert Ellis, pionero de la Terapia Racional Emotiva, “No son los eventos los que nos hacen sentir mal, sino nuestra interpretación de esos eventos”. De esta manera, los mismos hechos pueden ser percibidos de forma muy diferente según el filtro emocional que tengamos, y este filtro afecta directamente nuestra autoestima.
Al entender estos factores, nos damos cuenta de que no estamos determinados por lo que nos ha sucedido, sino por cómo decidimos interpretarlo. En este sentido, es crucial aprender a identificar y cuestionar las creencias negativas que puedan estar erosionando nuestra autoestima, muchas veces sin que seamos conscientes de ello.
En esta misma línea, otro factor clave es el estilo de atribución que adoptamos. El estilo de atribución se refiere a cómo explicamos los eventos que nos suceden. Las personas con una autoestima saludable tienden a tener un estilo de atribución optimista, es decir, cuando enfrentan un éxito, lo atribuyen a sus habilidades y esfuerzos; cuando enfrentan un fracaso, lo ven como algo temporal o relacionado con factores externos.
Por otro lado, hay factores que pueden dañar la autoestima, como el perfeccionismo. Las personas perfeccionistas suelen fijarse metas inalcanzables y, al no cumplirlas, su autocrítica se intensifica. Asimismo, la tendencia a compararse con ideales inalcanzables –ya sea con otras personas o con versiones irreales de uno mismo– puede erosionar la autoestima rápidamente.
Otro factor común es la dificultad para valorar los propios logros. Aquellas personas que minimizan sus éxitos o que creen que nunca es suficiente, tienden a tener una baja autoestima, ya que no reconocen sus progresos ni sus capacidades reales.
3. Cómo saber si tengo buena o mala autoestima
Evaluar nuestra autoestima no siempre es fácil, ya que puede fluctuar en distintos momentos de la vida. Sin embargo, hay señales claras que pueden indicar si nuestra autoestima está en un estado saludable o no. Una autoestima saludable se manifiesta en la capacidad de aceptarse a uno mismo, confiar en las propias decisiones y establecer relaciones basadas en el respeto mutuo.
Por otro lado, una baja autoestima se refleja en la autocrítica constante, la dificultad para aceptar los propios logros y la necesidad de validación externa. Este tipo de autoestima suele estar relacionada con un estilo de apego inseguro, ya que las personas con este tipo de apego tienden a tener una visión más negativa de sí mismas y de los demás.
Como dijo Nathaniel Branden, uno de los principales teóricos en el campo de la autoestima: “La autoestima no es un lujo; es una necesidad”. Si te resulta difícil confiar en tus capacidades o si te sientes inseguro en la mayoría de las áreas de tu vida, es posible que tu autoestima esté dañada y necesite atención.
4. Cómo la terapia psicológica puede mejorar la autoestima
La terapia psicológica se convierte en un espacio seguro donde podemos explorar y desafiar las creencias que han estado minando nuestra autoestima. A través de la psicoterapia podemos identificar los patrones de pensamiento negativos y las experiencias que han contribuido a nuestra baja autoestima.
La psicoterapia no solo nos ayuda a desenterrar el origen de estos problemas, sino que también nos ofrece herramientas para reformular nuestra autoimagen y crear una nueva narrativa más saludable sobre quiénes somos. La aceptación es un tema recurrente en este proceso. Virginia Satir, pionera en la terapia familiar, señaló: “Nosotros no podemos vivir con cambios si no los aceptamos, y no podemos aceptarlos si no nos aceptamos a nosotros mismos.” La autoaceptación, entonces, no es un objetivo final, sino un proceso continuo que requiere tanto reflexión como acción.
En muchas ocasiones, trabajar sobre el estilo de apego es crucial para mejorar la autoestima. Las personas con un apego inseguro suelen necesitar reconstruir sus creencias sobre el amor y el valor propio, y la terapia proporciona un espacio para reestructurar esas experiencias tempranas y desarrollar un apego más seguro. Aquí es fundamental explorar las experiencias traumáticas de la persona que han podido contribuir a esa mala imagen internalizada.
Además, la terapia puede proporcionarnos nuevas habilidades interpersonales, permitiéndonos construir relaciones más saludables y, en consecuencia, mejorar nuestra autoestima a través del apoyo y el respeto mutuo que estas relaciones generan.
5. 8 Claves para mejorar la autoestima
Mejorar la autoestima requiere tiempo y práctica, pero hay pasos concretos que puedes seguir para comenzar este proceso. Aquí te dejo 8 claves esenciales:
- Desafía tus pensamientos negativos: La identificación y modificación de los pensamientos automáticos negativos es una de las herramientas más poderosas. Pregúntate: ¿Es este pensamiento una interpretación o un hecho? Al desafiarlos, puedes comenzar a construir una narrativa más positiva. Igualmente es fundamental identificar las partes internas que nos miran mal, nos juzgan o critican para ir dándoles menos credibilidad.
- Practica la autocompasión: Aceptar nuestras imperfecciones y tratar de ser amables con nosotros mismos en lugar de castigarnos por los errores es clave para mejorar la autoestima. Es fundamental desarrollar partes internas que nos puedan mirar con amabilidad y benevolencia.
- Establece metas realistas: Fijar metas alcanzables te permitirá sentirte más eficaz y seguro de ti mismo. Evita metas imposibles que solo refuercen la frustración.
- Rodéate de personas que te apoyen: Las personas que te rodean tienen un gran impacto en tu autoestima. Busca relaciones saludables que te aporten seguridad y respeto.
- Cuida de tu cuerpo y de tu mente: El autocuidado físico y emocional refuerza la idea de que mereces atención. Dormir bien, alimentarte correctamente y gestionar el estrés, así como hacer ejercicio físico y tener aficiones placenteras te ayudarán a sentirte mejor contigo mismo.
- Aprende a decir que no: Establecer límites es fundamental para tu bienestar emocional. Decir “no” a lo que te perjudica o no te conviene es un acto de respeto hacia ti mismo.
- Recuerda tus logros: Haz una lista de tus logros, por pequeños que sean. A menudo subestimamos nuestros avances y nos enfocamos solo en lo que nos falta. Recordar tus éxitos te permitirá cambiar tu perspectiva sobre lo que eres capaz de conseguir.
- Disminuye el perfeccionismo: El perfeccionismo es uno de los mayores enemigos de una buena autoestima. Permítete cometer errores y aprende a valorarte por el esfuerzo, no solo por el resultado. Aceptar que no necesitas ser perfecto para ser valioso es un paso crucial.
Por último, recuerda, mejorar la autoestima no es un proceso lineal, ni tiene resultados inmediatos. Se trata de trabajar de forma constante en tus pensamientos, emociones y comportamientos, en un viaje hacia una mejor relación contigo mismo. Necesitamos cuidar más de nuestro cuerpo y de nuestra mente. La clave está en la persistencia y en reconocer que, en última instancia, tu autoestima está en tus manos.
Autor: Psicólogo José Álvarez