La teoría polivagal en terapia

En la última década, la teoría polivagal ha emergido como una herramienta revolucionaria en el ámbito de la psicoterapia, transformando nuestra comprensión sobre cómo las emociones, el trauma y la regulación emocional están interconectados. Deb Dana, en su libro "La teoría polivagal en terapia", ofrece un enfoque accesible y práctico sobre cómo aplicar los conceptos de la teoría polivagal en el trabajo terapéutico. A lo largo de este artículo voy a ofrecer un breve resumen del citado libro, explorando los fundamentos de la teoría, sus principios organizadores, la escalera autónoma y cómo se pueden integrar estos conceptos en la práctica profesional de la terapia.

La Teoría Polivagal: Fundamentos

La teoría polivagal, desarrollada por Stephen Porges, se centra en la relación entre el sistema nervioso autónomo y nuestras experiencias emocionales y sociales. En esencia, propone que la regulación emocional y nuestra capacidad para conectar con los demás están profundamente influenciadas por la función del nervio vago, el nervio más largo del sistema nervioso. Este nervio, que se extiende desde el cerebro hasta el abdomen, desempeña un papel crucial en nuestra respuesta al estrés y a las interacciones sociales.

La teoría polivagal desafía la visión tradicional del sistema nervioso autónomo, que se divide en simpático y parasimpático. Porges introduce la noción de que dentro del sistema parasimpático hay dos ramas distintas: la rama dorsal y la rama ventral. Cada una de estas ramas responde a diferentes contextos y, a su vez, influye en nuestro comportamiento y estado emocional.

Los Tres Principios Organizadores de la Teoría Polivagal

La teoría polivagal se articula a través de tres principios organizadores que son fundamentales para comprender su aplicación en terapia:

1. Jerarquía

El primer principio establece que el sistema nervioso autónomo opera en una jerarquía. En la base de esta jerarquía se encuentra el sistema nervioso dorsal, responsable de respuestas de inmovilidad o desconexión en situaciones extremas. En el medio de la jerarquía está la respuesta simpática, que se activa en situaciones de amenaza o estrés, preparando al cuerpo para luchar o huir. En la cima se encuentra el sistema nervioso ventral, que regula la conexión social y el bienestar. Es un orden evolutivo, de la más antigua a la más reciente. Comprender esta jerarquía permite al terapeuta identificar en qué estado se encuentra el paciente y adaptar su enfoque.

2. Neurocepción

El segundo principio se refiere a la neurocepción, el proceso involuntario mediante el cual nuestro sistema nervioso evalúa el entorno en busca de señales de seguridad o peligro. Este principio es esencial en la terapia, ya que ayuda a los pacientes a entender cómo sus cuerpos responden a diferentes contextos. Una neurocepción efectiva permite la conexión social y la regulación emocional, mientras que una neurocepción deficiente puede conducir a respuestas desproporcionadas de ansiedad o miedo.

3. Corregulación

El tercer principio enfatiza la importancia de la corregulación en las relaciones interpersonales. La corregulación se refiere a cómo los seres humanos pueden influir en la regulación emocional de los demás a través de su presencia y comportamiento. En un contexto terapéutico, la relación entre terapeuta y cliente se convierte en un espacio de corregulación. Cuando el cliente se siente seguro y apoyado, se activa su sistema nervioso ventral, facilitando la apertura y la conexión.

La Escalera Autónoma

Un concepto clave en la teoría polivagal es la "escalera autónoma", que representa la jerarquía del sistema nervioso de una manera visual y comprensible. La escalera se compone de tres niveles, cada uno correspondiente a una respuesta del sistema nervioso:

Nivel 1: Vagal Dorsal

En la base de la escalera se encuentra el estado de vagal dorsal. En este nivel, el sistema nervioso dorsal está activo, lo que puede llevar a una sensación de inmovilidad, desconexión o incluso colapso emocional. Este es un estado de defensa extrema donde la persona puede sentirse atrapada y sin recursos. En terapia, el reconocimiento de este estado es crucial para proporcionar empatía y comprensión hacia las experiencias del paciente. Algunos de los problemas en la vida diaria pueden ser la disociación, la dificultad para recordar, la depresión, el aislamiento y la falta de energía. Algunas de las consecuencias para la salud de este estado pueden ser fatiga crónica, fibromialgia, problemas intestinales, presión arterial baja, diabetes de tipo2 y aumento de peso.

Nivel 2: Simpático

En el segundo nivel, el sistema nervioso simpático se activa, lo que puede generar respuestas de ansiedad, estrés y una sensación de amenaza. Aquí, la lucha o la huida son respuestas naturales. En un entorno terapéutico, es vital que el terapeuta ayude al paciente a identificar cuándo se encuentra en este estado, fomentando la autoobservación y proporcionando estrategias para manejar la activación emocional. En la vida cotidiana, fenómenos habituales que corresponden a este estado es la dificultad para concentrarse, la ansiedad y la ira así como la angustia en las relaciones. Entre las consecuencias para la salud nos encontramos con enfermedades cardíacas, presión sanguínea alta, colesterol alto, problemas de insomnio, aumento de peso, deterioro de la memoria, migrañas, tensión crónica en el cuello, los hombros y la espalda, problemas digestivos y mayor vulnerabilidad a las enfermedades.

Nivel 3: Vagal Ventral

En la cúspide de la escalera, la rama ventral del nervio vago (parasimpático) está activo. En este estado, las personas pueden experimentar una conexión social saludable, una regulación emocional efectiva y un sentido de bienestar. Este es el estado deseado en la terapia, donde la confianza y la apertura pueden florecer. Algunas de las experiencias cotidianas de este estado son ser organizado, cumplir con los planes, cuidarse a uno mismo y sacar tiempo para el ocio. Algunos de sus beneficios para la salud son un corazón sano, una presión arterial regulada y un sistema inmunológico fuerte.

Enriqueciendo la Práctica Terapéutica

Estudiar la teoría polivagal de Porges puede enriquecer profundamente la práctica de la psicoterapia. La comprensión de cómo el sistema nervioso afecta nuestras emociones y comportamientos permite adoptar un enfoque más integrador y empático. Al reconocer que cada cliente puede encontrarse en un nivel diferente de la escalera autónoma, es posible adaptar las intervenciones a sus necesidades específicas.

La teoría polivagal proporciona un marco para comprender mejor las respuestas emocionales de las personas en consulta. Se aprende a observar las señales no verbales, a notar cuándo se sienten seguros y abiertos, y cuándo están en estado de activación o desconexión. Esta conciencia permite crear un espacio terapéutico más seguro y regulado, donde el paciente puede explorar sus experiencias sin miedo al juicio.

Además, la teoría polivagal enfatiza la importancia de las conexiones sociales, no solo en la vida del paciente, sino también en la relación terapéutica. Fomentar un sentido de seguridad y confianza en el espacio de terapia se ha convertido en una prioridad. La empatía, la escucha activa y la atención plena son herramientas esenciales a utilizar para ayudar a los clientes a sentirse vistos y escuchados, facilitando así su proceso de autorregulación.

Como explica Deb Dana en su libro, un principio básico del sistema nervioso autónomo es que "cada respuesta es una acción al servicio de la supervivencia" sin importar cómo de ajustada, proporcionada o congruente se vea desde fuera. El sistema nervioso autónomo no reflexiona ni evalúa si una respuesta es "justa" ni razona moralmente sobre el bien o el mal; actúa, desde lo aprendido, para gestionar el riesgo y buscar seguridad. Explicar a las personas esta intención protectora de su organismo ayuda a reducir la vergüenza y la tendencia a culparse a sí mismas con que llegan a terapia y ayuda a empezar a mirarse con curiosidad y esperanza.

 

Autor: Psicólogo José Álvarez

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.